Muchas veces por el día a día no nos detenemos a
pensar… el porqué, de la panadería que este cerca de la cuadra de nuestra casa,
sigue siendo la misma desde hace 20 años, su mismo mostrador, sus mismas
vitrinas, la misma caja de facturación, el mismo slogan y hasta la misma
pancarta del nombre; y como ese ejemplo, pueden extrapolarse al que ustedes
quieran, sencillamente compañeros, estamos frente a grandes problemas de una
organización, debido a que los avances de las tecnologías de la información y
de las comunicaciones, los nuevos mecanismos para presentar productos,
servicios, marketing (refrescamiento de imagen corporativa),
son herramientas esenciales para mantener los negocios en el mercado tan
competitivo, producto del fenómeno de
globalización.
Ahora bien, el análisis interno y externo, como
esa estrategia de planificación, que permite efectuar un diagnostico
situacional en una organización, en un momento del tiempo determinado, se
orienta a evaluar los factores positivos y negativos que están dentro de la
empresa, es decir, las fortalezas como esas bondades con las que se cuentan
para lograr el desarrollo efectivo de las actividades operativas y administrativas,
son relevantes al momento de posicionarse en el mercado; así mismo tenemos las
debilidades, como los elementos adversos que dificultan, traban y minimizan los
efectos de crecimiento organizacional; donde tales factores son manipulables
por la gerencia, de manera tal, que pueden incidir en cambiar el estatus
inicial.
En ese mismo sentido, los factores externos, no
son manejables por la organización, debido a que el entorno donde se encuentra
compitiendo la empresa, es objeto de una serie de normas, políticas,
adversidades, indicadores, controles, entre otros, que afectan directamente o
indirectamente las actividades empresariales, de manera tal que deben tomar en
cuenta esos elementos negativos y positivos que nos presente el entorno, para
lograr establecer estrategias y alternativas de cambio.