El fin último aplicado por el
Gabinete Económico venezolano se orienta fundamentalmente a centralizar las
operaciones de asignación, adjudicación y liquidación de las divisas,
reservándose hacer el pago al proveedor en forma directa, previa verificación de
la concordancia entre el bien cuya importación se solicitó y el que
efectivamente ingresó a la nación, así como que el precio de este se ajuste al
del mercado, evitando el fenómeno de especulación y tergiversando el precio
final a los consumidores, permitiendo al Estado incrementar los controles,
restringir y reservar discrecionalmente la ejecución del pago con el proveedor
evitando fuga de divisas.