jueves, 15 de agosto de 2013
domingo, 7 de julio de 2013
La Centralización en la Venezuela Socialista: una Práctica Retrógrada del Siglo Pasado. Caso de Estudio: Gobiernos Regionales (FIDES y LAEE).
En la medida que se van desarrollando las grandes transformaciones en la sociedad venezolana, influenciada naturalmente por un inminente fenómeno globalizador, apoyado por el avance constante de las tecnologías de la información y las comunicaciones, los gobiernos indistintamente del nivel al que pertenezcan, deben fundamentalmente mejorar las políticas públicas que prestan a la ciudadanía, en áreas vulnerables tales como: salud, educación, vivienda, infraestructura, vialidades, desarrollo económico, cultura, deporte entre otros; a través de mecanismos como la descentralización en sus diferentes dimensiones: política, fiscal, administrativa, territorial funcional y económica; que aunque no erradican las problemáticas sociales, por lo menos reducen la brecha de la situación.
Cabe
destacar que, Venezuela inició su proceso descentralizador a finales del siglo
pasado con dimensiones política y administrativa para los gobiernos
subnacionales, es decir, en estados y municipios; instrumento que actualmente
tiene su aplicabilidad, aunque con cambios significativos respecto al manejo
administrativo, en cuanto la Asamblea Nacional dictó un acuerdo que se publicó
en la Gaceta Oficial Nº 39.155 de fecha 7 de abril de 2009, mediante el cual
autorizó la restitución inmediata del sistema de vialidades, donde se
estableció textualmente en el artículo 1:
Declarar la reversión
inmediata al Poder Ejecutivo Nacional, por órgano del Ministerio del Poder
Popular para las Obras Públicas y Vivienda, de los bienes que conforman la infraestructura
vial y que en conjunto representan el patrimonio vial de la República
Bolivariana de Venezuela, transferidos a los estados que se señalan a
continuación: Amazonas, Aragua, Apure, Anzoátegui,
Barinas, Bolívar, Carabobo, Cojedes, Delta Amacuro, Distrito Capital, Falcón,
Guárico, Lara, Mérida, Miranda, Monagas, Nueva Esparta, Portuguesa, Sucre,
Táchira, Trujillo, Yaracuy, Vargas y Zulia, así como las competencias para conservación,
administración y aprovechamiento que sobre ellos ejercen.
Ahora
bien, tal medida ocasionó sin lugar a duda efectos adversos a la ejecución de
políticas públicas en las comunicaciones viales en todo el país; por cuanto, no
es vinculante resolver problemáticas de arterias viales que se encuentran a miles
de kilómetros del organismo de adscripción inmediato, ubicado en la urbe
(ciudad imperial / hegemonía del poder / Caracas, en este caso), naturalmente
la capacidad de gestión se disipa por concentrar funciones de veintitrés (23)
estados en un solo organismo con competencia nacional, desvirtuando y
deteniendo así, la razón de ser de la descentralización, la cual “permite a los
gobiernos subnacionales estimular la participación ciudadana para un mejor sistema
redistributivo, más ecuánime, con mayor diferenciación y eficiencia en el
aprovisionamiento de bienes y servicios públicos”.
Fuente:
Elaborado por Lic. Derkis Arévalo (Junio, 2013).
En
ese mismo contexto, con la supresión de los mecanismos de financiamiento del
Fondo Intergubernamental para la Descentralización “FIDES” y la Ley de
Asignaciones Económicas Especiales “LAEE”; se quebrantó el proceso de
descentralización en cuanto a la autonomía funcional, administrativa y
financiera de los extintos instrumentos. En tal sentido, este mecanismo
permitía a las autoridades regionales elaborar el plan de inversión con
autonomía (obras o proyectos) del Estado y ser ejecutado de acuerdo a las
necesidades y carencias reales que las comunidades reflejaban, previo diagnóstico, logrando así,
tener canales de celeridad y eficacia en
la acción pública.
No
obstante, con la creación del Fondo de Compensación Interterritorial (FCI) a
través del Consejo Federal de Gobierno, instancia destinada según el artículo 22 de la (LOCFG) al “financiamiento de inversiones públicas para promover el desarrollo
equilibrado de las regiones, la cooperación y complementación de las políticas
e iniciativas de desarrollo de las distintas entidades públicas territoriales y
la realización de obras y servicios esenciales en las regiones y comunidades de
menor desarrollo relativo”; mecanismo finalmente activado que sustituyó dos
(2) fuentes de ingreso clave: el Fides y Laee.
El
gráfico anterior denota sin lugar a duda, la práctica retrógrada que se
efectuaban en el siglo XX por gobiernos con características autoritaritas,
totalitarista e incluso en sistemas democráticos, que arrastraban secuelas de
tales doctrinas, reavivando la centralización y el debilitamiento de los logros
alcanzado en cuanto a la descentralización, vulnerando su autonomía y
finalmente afectando la atención inmediata de los habitantes de una región ó
localidad según sea el caso.
En
efecto, estamos en presencia de una acción distorsionadora del sistema, ¿qué
papel juegan las instancias legislativas en las regiones y municipios?,
sencillamente no son más que estructuras aprobadoras de créditos, debilitadas
para actuar en un espacio geográfico de complacencia o simplemente operadores
políticos para aminorar a los adversarios, actores naturales de un sistema
democrático.
Finalmente,
este artículo pretende llamar a reflexión a la sociedad, para colocar en la
agenda pública nacional el tema de la descentralización, mecanismo exitoso en
otros países de la región para alcanzar el desarrollo sustentable y sostenible
con altos niveles de eficiencia y eficacia en las políticas públicas, de tal
manera que se superen los calificativos de instaurar practicas centralistas,
totalitaristas y autoritaritas que en su momento fueron el epicentro de una
época y hoy en día son antecedentes no placenteros de las arenas de poder.
Derkis Enrique Arévalo
Twitter: @derkisarevalo
Email:
deam153@gmail.com
lunes, 17 de junio de 2013
La Influencia del Poder Político, logró una Conducta Inefable en el Sistema Nacional de Control y Fiscalización Pública
En
el marco del desarrollo de un modelo de transformación de sociedad, que nació a
finales del siglo pasado en Venezuela, hoy en día República Bolivariana de
Venezuela, producto del desgaste de la población, en cuanto a aquellas
políticas públicas vinculadas con un modelo de país bipartidista, pero con
fuertes bases de lo que significaba los principios básico de una era
democrática donde: la alternancia en el poder significaba una condición sine
qua non para ejercerlo; asimismo, la independencia notoria de los poderes
públicos del estado-nación, que no respondían a intereses meramente políticos,
sino por el contrario respetaban la letra taxativamente del texto
constitucional como norma que rige las conducta de todos los miembros de la
sociedad venezolana.
En
efecto, producto del desgaste del bipartidismo y muchos problemas asociados a
la acción pública y distribución de las riquezas, fueron indudablemente los
detonante de un cambio de rumbo, que al parecer para 1998 representaba una
nueva era democrática con otra forma de hacer política, pero democrática; un
hombre de filas castrense fue el encargado de materializar el sueño para los
venezolanos; aquel hombre que a través de las armas intento sacar del poder al
entonces Presidente democráticamente electo Carlos Andrés Pérez; sin embargo,
tras su fallido golpe militar fracasado, años más tarde, luego de una conducta
democrática por parte del Presidente Caldera le otorga la libertad; para el 98
llega al poder a través del sufragio con convicciones democráticas; que se
fueron transformando por los elementos de la hegemonía del poder.
En
ese mismo contexto, permítanme comparar al ex presidente Chávez con el actual
mandatario nacional de Zimbabue desde 1980 (33 años en el poder), Robert
Gabriel Mubage, “un libertador que se convirtió en tirano”; perfectamente
vinculante con lo que representó aquel hombre que llenó de esperanza al pueblo
venezolano, ayudo a los pobres a través del asistencialismo, dividió al país y
sembró discordia entre los compatriotas, clasifico a los venezolanos de primera
y segunda, de malos y buenos, de patriotas y apátridas; por el solo hecho
natural de libre albedrío, “pensamiento diferente”; igualmente arrodillo a los
poderes del estado, violó la carta magna dictando órdenes a la justicia para
poner tras las rejas a una Juez que actuó en consonancia con las leyes.
Ahora
bien, el uso del poder y la subordinación de los otros poderes del estado:
judicial, moral, electoral y legislativo respecto al poder ejecutivo; eliminó
la independencia que como principio básico de democracia alteraron el normal
funcionamiento de la estructura del Estado y por consiguiente distorsionó las
acciones que tales poderes tomarían en casos de corrupción de altos
funcionarios de gobierno; a tal punto que las acciones que corresponden al poder judicial, son atribuidas por el ejecutivo.
Por
tal motivo, el sistema de control interno en las instituciones del poder
central y sus entes adscritos; se han convertidos en aparatos burocráticos de
carácter político que no aplican mecanismos de rendición de cuenta en el uso de
los dineros públicos: ejemplo de tales acciones son las sucedidas con el
proyecto bus caracas, obra emblemática notoria, donde se aprobaban
consecutivamente los recursos para darle ejecución y cada dos años nuevamente
se les otorgaba (el ex presidente públicamente se quejaba de la ineficiencia)
“llover sobre mojado”, claro está se logró la meta, pero costó mucho más;
estamos en presencia de actos notables de corrupción; es allí, que los órganos
de fiscalización y control deben de efectuar las auditorias respectivas y tomar
acciones legales contra funcionarios que han desviados los fondos, caiga quien
caiga…
Se
observa con preocupación, que tales órganos de control, son simplemente figuras
morosas que estructuralmente tienen un nombre, pero que inefablemente no ejerce
los mandatos que la carta magna y demás leyes venezolanas le establecen…
estamos sin lugar a duda, en un periodo de la Venezuela del siglo XXI con altos
niveles de corrupción del Estado-Nación, mientras los poderes públicos están en
los brazos de morfeo, abriendo expedientes que sólo quedan reflejados en
entrevistas y títulos de diarios informativos, pero al final del día, son
cómplices de la destrucción del erario público.
Finalmente,
estamos llamados a engendrar un nuevo modelo de gestión
pública, basados en la independencia de poderes, la transparencia en el uso
adecuado de los dineros; la rendición de cuentas indistintamente del gobernante
de turno, el poder político perverso no puede ejercerse para vulnerar los
preceptos que la constitución de la República estableció por orden del poder
popular, hemos vuelto a prácticas retrógradas de principios del siglo XX, con
autoritarismo, totalitarismo y centralismo.
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